miércoles, 30 de enero de 2013

CRONICA DEL TRIATLON BLANCO.


TRIATLON BLANCO DE REINOSA 2013: CRONICA DE UN FINAL ANUNCIADO 
(por Pelayo)

Con toda la ilusión del mundo puse rumbo a Reinosa la mañana del viernes 25, el día antes de la disputa del campeonato de España de triatlón de invierno. Una nueva modalidad para mí, que iba a suponer un auténtico reto, tanto físico como mental. La prueba constaba de 10 kms de carrera a pie, 24 kms de bici subiendo a la estación de esquí de Alto Campoo y 10 kms de esquí de fondo, que a la postre se convertirían en mi calvario.
Nunca me había calzado unos esquís de fondo, por eso el día antes de la carrera subí a la estación a probar… Las sensaciones no fueron malas, la nieve estaba bien y yo estaba descansado. Además, los años de competición en esquí alpino hicieron mucho más fácil mi adaptación al fondo… o eso pensaba yo.
La cosa pintaba bien la mañana del 26 de Enero. Temprano me reuní con mis compañeros de equipo, Bárcena, Chapo y con nuestro presi Cobo a quienes les entregué sus dorsales  además de Patxi Azkárate que ya lo había recogido él el día anterior y nos fuimos a la zona de salida. El día estaba frío y muy ventoso, pero por lo menos, la lluvia nos había dado un respiro y el sol hizo acto de presencia.
Preparé el material de boxes con mucho mimo. En esta carrera, la logística de material era muy compleja: que si los esquís con las botas y bastones para arriba, que si me abrigo, que si no me abrigo, que si dejo comida en boxes, que si dejo ropa y me la pongo en el cambio… En definitiva, tuve que pensármelo muy bien para organizarme y elaborar una buena estrategia, que creo que fue muy acertada.

Tras calentar con mi amigo Jaime Garrido y comentar la jugada, nos fueron llamando a los Elite a la cámara de llamadas. Estaba algo nervioso, más de lo que suelo estar.Uno a uno nos fuimos colocando los 50 Elite en la línea de salida y tras el bocinazo… ¡a correr!

En mi cabeza estaba correr inteligentemente de menos a más y dejar fuerzas para el resto de la carrera que iba a ser muy larga. Ya en la salida me puse a cola del grupo de cabeza que para mi sorpresa empezó rodando bastante lento (3:40). Unos 30 triatletas marchábamos agrupados los primeros 2 kms a un ritmo muy cómodo. Al final de la primera de tres vueltas se fue estirando el grupo y me quedé algo cortado, en tierra de nadie. Opté por apretar y volver a enlazar con el grupo de cabeza que ahora estaba compuesto solo por unos 10 corredores. El ritmo ya era alto (3:25 aproximadamente) pero asumible. Realicé la última vuelta de carrera con Jon Erguin, quien a la postre se convertiría en campeón de España, y entré en boxes el 8º absoluto segundo sub 23, consiguiendo mi mejor marca personal en 10000 metros y con la sensación de ir guardando fuerzas. Mi tiempo en este sector fue de 35’ 19’’.

La transición fue lenta, me abrigué para la bici, bebí agua y de un salto me subí a la burra para afrontar la subida a Alto Campoo. Pero la esperanza de coger buen grupo se esfumó enseguida. Me quedé solo en tierra de nadie y en los primeros metros esperé a que viniera algún grupo… pero lo que llegó fue un chico como un avión que me pasó a toda leche y tuve que pegarme un calentón del quince para cogerlo. Cuando llegué a él me puse detrás y me pidió relevo. Yo iba jodidísimo, pero siendo dos era mejor colaborar. Mi relevo fue bastante triste y el mismo se dio cuenta, pegándome un hachazo y dejándome solo de nuevo. Y así, tuve que bregar los 12 kms llanos y con viento en contra hasta el inicio de la subida. Nadie por delante, nadie por detrás. Pese a ir tranquilo esperando algún grupo, éste no me alcanzó hasta que no empezaron las primeras rampas del puerto y claro, ahí cada uno a su ritmo. Yo puse mi marcheta y me acomodé detrás de otro triatleta a mitad de grupo.

Fueron pasando los kms, sin sobresaltos y con una cadencia de molinillo que me permitía ir guardando fuerzas para lo que me esperaba.  Coroné el puerto en 19º posición absoluta y aún 2º sub 23 en el campeonato de España.


La transición fue totalmente novedosa para mí, entramos en una zona cubierta donde teníamos los esquís metidos en una bolsa. Me costó ponerme las botas de esquiar pero tampoco perdí demasiado tiempo. Sin saber hacia dónde corría seguí a la gente hasta la pista de esquí, me calcé los dos palillos y… empezó mi calvario.

El circuito comenzaba en bajada y no tuve ningún problema ahí, pero en cuanto llegué al llano, el hielo y el mal estado de la nieve hicieron que me fuera al suelo. Lo peor fue que al levantarme me entraron unos calambres horribles en las dos piernas. Un dolor insoportable que me obligó a tumbarme en el suelo para estirar. Tras unos minutos de estiramientos volví a la carrera pero aún seguían los calambres y cada vez más fuertes. Tras completar la primera vuelta con más pena que gloria pregunté a uno de los oficiales que cuantas vueltas eran y me dijo que tendría que verle la cara ¡CINCO VECES!  Se me vino el mundo encima, los calambres no me dejaban a penas moverme y el esfuerzo de aguantar las piernas cerradas y no caerme sobre los esquís incrementaban los dolores. Pensé en retirarme, me lo planteé muy seriamente, me veía incapaz de dar cuatro vueltas más a ese circuito… Pero como soy muy cabezón seguí hacia delante.

A un ritmo muy lento pero constante fui pasando la vuelta 2, 3… A los calambres se le sumó una sensación de mareo enorme. A falta de una vuelta, colocaron un avituallamiento que hasta entonces no había y tuve que parar para beber. ¡Última vuelta! pensé. Pero ya las fuerzas no acompañaban y pese a haber bebido la deshidratación que traía era enorme. Me estaba mareando y en mi cabeza solo había una imagen: la meta.
Tras unos últimos metros agónicos al borde des desmayo cruce la meta, en la posición 37 y 8º sub 23… había perdido todo lo ganado en la bici y la carrera a pie, pero no me importaba.



Me ayudaron a quitarme los esquís y me sentaron en una moto de nieve, sinceramente no recuerdo muy bien ese momento porque como digo estaba medio inconsciente. El motivo, un bajón de tensión propiciado por un bajón de azúcar. Me dieron sobres de azúcar puro, cocacola, acuarius, chocolate… y poco a poco fui recuperándome. No pude quedarme a esperar a mis compañeros de equipo porque me encontraba realmente mal.
Pese a todo, estoy contento y con ganas de repetir pero esta vez habiendo entrenado el esquí de fondo.
Por la tarde se celebró la entrega de premios en el hotel Vejo de Reinosa y los valientes del Camargo logramos un bronce por equipos en el campeonato regional. A nivel individual conseguí la victoria en sub 23 del campeonato de Cantabria y me tocaron unos calcetines en la rifa posterior a la entrega de premios jeje.





Para terminar quiero felicitar a mis compañeros de equipo Patxi Azkárate, Bárcena, Chapo y al presi Carlos Cobo por los cojones que le han echado para terminar una carrera para verdaderos ESPARTANOS!
AUHHHHHH!!!!!! 

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