lunes, 18 de marzo de 2013

DUATLÓN DE OÑATI: CRÓNICA DE FÉLIX MARTÍNEZ

De izquierda a derecha: el francés Benoit Kuentz (2º), Félix Martínez (1º) e Iurgi Etxeandia (3º)
Fotos extraídas de: http://www.txantxiku.net/duatloia.htm

Como ya se comentó aquí ayer, Félix Martínez venció en la XXII edición del Duatlón de Oñati, prueba muy dura y disputada, con una buena organización y que contó con más de doscientos cincuenta participantes.
Para Félix es la cuarta vez que gana en Oñati, siendo las tres primeras en la década de los noventa. En el 2008 fue también segundo. Seis días después de conseguir el triunfo en el Duatlón de Torrelavega, Félix vuelve a subir a lo más alto del pódium, demostrando que su preparación, después de su lesión de rodilla, va por buen camino.
La prueba femenina la ganó Lourdes Oiartzabal, triunfando por clubes el K0 Triatloi Taldea. En los equipos masculinos el Triatlón Santander ganó, gracias a los tiempos de Rodrigo Rodríguez (6º), Manuel Pando (14º) y Roberto Cuesta (23º).
Os dejo con la crónica del vencedor: 

 
Hemos salido sobre 280 duatletas en distancia clásica 10-40-5 km.  con drafting permitido. Yo sé que no soy el de hace años, cuando podía arriesgar a irme por delante, con lo que he preferido ser conservador y dejar hacer. El primer 10000 ha sido realizado a un ritmo sostenido de sobre 32 minutos, más o menos, 3,12 el paso del 1000. Me he encontrado cómodo en todo momento pero sin asomarme por alante. Siempre entre los 5 primeros pero sin hacer gastos extras. Finalmente nos hemos subida a la bici un grupo de 8 en el que había gente que no conocía que se la veía atleta por su fisionomía. Nos hemos puesto a relevar, pero había gente que no lo hacía con lo que el entendimiento no era demasiado bueno. Yo con mis cálculos, sabía que no me podía llevar a esos especialistas del atletismo, con lo que o bien subiendo o bajando había que soltarles. En este circuito de bici se suben dos altos, Descarga y Udana. El primero es tendido hasta su último kilómetro y medio que no se me da nada bien. Si no estoy al 100%, que me imagino que ya no lo estaré nunca, los puertos con rampas a partir del 8% se me atragantan. En todo momento en bici me he visto muy bien, incluso en llano creo que iba el más cómodo de todos, pero he sido inteligente y no he sido tan generoso en el esfuerzo como en otras ocasiones años atrás. Daba el relevo como los demás pero sin excederme. Como decía antes, lo pasé un poco mal en las rampas duras de Descarga, que a la vez sirvió para descolgar a los atletas y quitárnoslos del medio. Antes de comenzar Udana (un puerto con rampas muy suaves) nos ha cogido el ex ciclista profesional Jonathan González, el cual nos ha atacado bajando el último puerto. El circuito estaba muy húmedo y la bajada con mucho curveo. Según las normas no podemos atravesar la línea continua de la carretera y éste lo hizo en todo momento con lo que nos sacó unos segundos en la bajada. Tuvo suerte de que los jueces no estuvieran al tanto porque estos no son nada permisivos en estos temas. De todas formas al bajarnos de la bici, lo hicimos casi juntos para jugárnosla en la última carrera a pie. Mi transición fue lenta pero tenía 5 km por delante. Realmente en el principio de esta segunda carrera a pie pensaba que sería tercero. Se me había escapado el francés Benoit Kuentz, ganador la semana pasada del Duatlón de Basauri y Iurgi Etxeandia, ganador también la pasada semana del Duatlón de Durango. Éste último está dominando el circuito vasco este año. Los dos primero kilómetros les he mantenido a 6- 7 segundos pero fui capaz de cogerlos y colocarme tercero, no yendo cómodo pero tampoco para quedarme. La carrera estaba ya hecha. El cajón estaba ya ahí. A falta de un kilometro y medio Etxeandía cede, yo pensando en que era estrategia para que me pusiera segundo y él tener la carrera controlada atrás, pero no, miré para atrás y se iba quedando. A falta de un kilómetro decido hacer al francés una prueba. La verdad es que a estas alturas de carrera ya no hay mucho cambio, pero sí un poquito. Vi que le costaba y que ya no le oía el jadeo. Sin mirar atrás, apreté los dientes y en un último esfuerzo conseguí ganar.



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